Katarhall

Era una noche tempestuosa, fuera de la caverna arreciaba el viento, la nieve cubría todo lo que encontraba a su paso: árboles, animales, ríos, montañas, todo cubierto con una densa capa blanca, la luna llena comenzaba a asomarse, iluminando aún más el blanco, repartiendo sombras aquí y allá, la noche imponía su largo y tormentoso dominio sobre las criaturas que intentaban descansar, mientras otras se preparaban para acechar. Sólo que, dentro de esta caverna, la oscuridad parecía quedarse atrás, como si tuviese que pedir permiso, como si algo detuviese su andar, reptando y envolviendo a quien tuviese el valor de plantarse en frente, mencionaba que dentro de este lugar, la luz subsistía, era la luz del fuego que además de iluminar da calor a su alrededor. Sentado frente a este, el cazador permanecía en aparente silencio, digo en aparente porque sus pensamientos hacían ecos dentro de su cabeza, estos eran tan fuertes que no solo hacían retumbar sus adentros, sino a la cueva entera